Cambios, finales, nuevos comienzos que traen lágrimas, alegrías, esperanzas, ansias, en fin, sentimientos encontrados. Me encuentro frente al final de una etapa que iluminó y llenó mi vida por completo, que alegró cada una de mis mañanas, que me unió a personas increíblemente hermosas, hermanas de la vida, compañeras de ruta. Un lugar que me dio tanto conocimiento, que me enseño a crecer, a cambiar, a preguntar e intentar responder. Un lugar que construyo ídolos, modelos a seguir, que me enseñó lo que significa saber, y la importancia de aprender. Un lugar que constituyó mi identidad, que me ayudó a pensarme, a conformar mi personalidad. Un lugar del que me llevo recuerdos, anécdotas, risas, llantos, alegrías. No va a haber día que no extrañe atravesar sus puertas, escuchar su timbre, recorrer sus escaleras. Sin embargo es un lugar que representa otra etapa de mi vida, una etapa que hoy me toca cerrar, pero que se cierra con una inmensa felicidad, con lágrimas que son símbolo de alegría, de gratificación, de nostalgia. Estamos una vez más a punto de empezar de cero, a un paso de empezar a construir nuestro futuro, de elegir hacer y estudiar aquello que de verdad queremos, y como todo cambio genera miedos, expectativas, ansiedad, porque se nos presenta otro mundo uno lleno de novedades. Lo que rescato es que gracias al lugar del que hoy me toca partir, me llevo compañeros y compañeras, amigos y amigas, que me acompañaran a lo largo de este nuevo camino que se aproxima. Si de algo estoy agradecida es de la inmensa cantidad de herramientas con las que hoy me voy, para poder utilizar en un futuro.
Gracias MB, durante estos 5 años fui muy feliz.
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